viernes, 13 de marzo de 2015

MÓDULO 1.- LA PERCEPCIÓN OLFATIVA TEMA 4.- LAS TÉCNICAS DE LA OLFACCIÓN

TEMA 4.- LAS TÉCNICAS DE LA OLFACCIÓN
16/01/2015

José Luis Vaquerín - Nez -

Técnica de la olfacción

En perfumería, al igual que en otros campos especializados, es esencial disponer de unas buenas técnicas. Todo perfumista debería adquirir una correcta aproximación a las técnicas de la olfacción desde el principio. En nuestros apuntes sobre este tema, partiremos de los puntos de vista de nuestros maestros perfumistas: Paul Jellinek y Edmon Roudnitska. Ambos escribieron como maestros experimentados, aunque con perfiles profesionales muy diferentes.
Jellinek había trabajado en la industria de los aceites esenciales y trató con todo el sector de la perfumería, incluyendo el perfumado de todas las especialidades cosméticas.
Roudnitska después de sus actividades en la industria de los jabones y detergentes, se estableció como free lance cerca de Grasse para desarrollar perfumes finos.
A pesar de sus diferencias, ambos maestros presentan numerosos puntos en común, ya que sus apuntes tras el paso de varias décadas todavía son totalmente válidos a día de hoy.

1.- El lugar de trabajo

Acerca del lugar de trabajo Jellinek escribió:
Es evidente que la olfacción en un lugar bien ventilado es más fácil que hacerlo en un laboratorio saturado de olores o en un lugar de lleno de polvo de jabón.
El perfumista, por consiguiente, debería disponer de una habitación separada, en la cual pudiese tener su pupitre, sus libros, su formulario, y permanecer lejano a los armarios de muestras o jabones altamente perfumados y también totalmente alejado del trabajo del laboratorio.

Roudnitska dijo que un test olfativo se debe llevar a cabo en un entorno sin olores, de aire templado y humedad natural. La perfecta concentración requiere soledad y calma.

La sustancia a testear puede ser tornarse muy difícil en condiciones de excesivo frío o sequedad, o en corrientes de aire.

No obstante, a pesar de la última observación, el aire acondicionado es necesario en climas cálidos. Donde no se necesite el aire acondicionado, se debe proporcionar una adecuada circulación de aire en la zona de trabajo del perfumista mediante un aporte de aire exterior, y creando una ligera sobrepresión en la zona de trabajo, de forma que el aire fluya al exterior desde el interior.

A pesar de trabajar a una buena distancia de las zonas de fabricación no se debe descartar una cierta impregnación de olor, de forma que el visitante ocasional se sorprenda de este olor y sobre todo de que éste no interfiera con el trabajo del perfumista.

Debido al extraño fenómeno de la adaptación a largo plazo, el perfumista no nota este olor base que ha llegado a ser habitual en la atmósfera de la zona de trabajo, y sólo cuando el perfumista regresa a su puesto de trabajo tras una larga ausencia de repente, es consciente de ello.

En los lugares donde la calidad del aire sea un problema se deben instalar filtros de carbón u de otros tipos en el sistema de ventilación.

Algunas empresas han intentado crear condiciones ideales para la olfacción mediante la construcción de cabinas para la olfacción con paredes de metal o vidrio, en éstas se suministra aire que es desodorizado y mantenido a una temperatura y humedad óptima y constante y sea renovado rapidamente en los test.

Desde nuestra experiencia, estas cabinas apenas han sido usadas por los perfumistas, la esterilidad de la cabina crea una especie de tensión que dificulta el trabajo. La habitación donde el perfumista hace su trabajo debería ser funcional y decorada de forma que el ocupante se sienta bien.

Las cabinas libres de olor son utilizadas finalmente para la evaluación de ambientadores, de suavizantes y de jabones. Para este tipo de tests son ideales.


2.- Las muestras

Tanto Jellinek como Roudnitska aconsejan la realización de olfacciones con soluciones diluidas para evitar la sobrecarga de olor y la fatiga.

Dicho de forma así suena bien, en teoría, pero surge la cuestión de qué tipo de diluyentes utilizamos para la dilución.

Para el trabajo en la perfumería alcohólica, obviamente utilizamos el alcohol. Y se debe tener mucho cuidado en dejarlo evaporar completamente antes de acercar el secante a la nariz, ya que la inhalación de alcohol adormece temporalmente el sentido del olfato.

Para proyectos relacionados con otros campos, la elección del diluyente se torna problemática debido a que diferentes diluyentes afectan al desarrollo del olor de un compuesto de diferente manera.

Idealmente, el diluyente debería ser elegido en función de su similitud al producto base que intentemos perfumar, pero en la práctica esto puede ser extremadamente laborioso.

Casi todos los perfumistas huelen materias primas y compuestos en su forma no diluida, evitando la sobrecarga y la fatiga mediante la no inmersión de los secantes de forma muy profunda, además confinan su olfación a breves lapsos de tiempo con unas pocas inhalaciones.

Estas olfacciones debería llevarse a cabo con la concentración de un karateka. La olfacción irreflexiva y precipitada siempre se debe evitar.

Uno nunca debería inhalar directamente del bote, porque esto inevitablemente adormece el sentido del olfato durante un tiempo. No debiéramos inhalar un material cristalino en su forma no disuelta, además de los riesgos, el olor de estos materiales es grandemente distorsionado por trazas de impurezas adsorbidas en su superficie. La inhalación de materiales finamente divididos, tales como la vainillina, incluye un riesgo añadido de inhalación de pequeños cristales directamente a la nariz, y de esta forma uno destruye su capacidad de olfacción durante un considerable periodo de tiempo.

3.- Muilletes, secantes o tiras olfatorias

Roudnitska recomienda secantes de 18 cm. Jellinek sugiere que al menos sean de 10 cm. Actualmente, los secantes suelen ser de 13 - 15 cm y de una anchura de 0,5 - 1 cm.

Roudnitska sugiere el uso de secante de 1 cm de ancho y ligeramente curvado en sentido longitudinal de forma que eviten su doblado.

También recomienda que los secantes sean estrechos, lo cual facilita su inmersión en las pequeñas aberturas de los frascos de muestras y minimiza la cantidad de material a examinar.

El papel debe ser sin tratar. Roudnitska recomienda un gramaje de 180 gr / m2. Jellinek apunta que para el análisis de olor, el mejor espesor de la tira secante es el que permite reconocer las distintas fases de la olfacción, y mantiene los componentes más volátiles de una forma menos tenaz.

En cambio, para la presentación de un perfume a un cliente, se recomienda un papel más pesado, es decir que sea más absorbente ya que mantiene la composición mejor que uno delgado.

4.- La olfacción

La nariz se adapta fácilmente a un olor que no cambia. La olfacción activa es, por consiguiente, una carrera contra el tiempo, un intento de conseguir la máxima cantidad de información en un breve lapso de tiempo antes de que la percepción se apague.

Siempre se debe hacer con la máxima concentración. Los alrededores deben estar calmados. El cuerpo debiera estar relajado y a gusto. Cerrar los ojitos ayuda a evitar la distracción visual.

Toda la atención se focaliza sobre las sensaciones de olor,. Si el objetivo es identificar, Jellinek sugiere que se tengan preguntas precisas para ser respondidas con un SI o un NO.
Si, por ejemplo, uno ha reconocido una nota floral, y desea identificarla, uno se pregunta, antes de llevar la tira olfativa a la nariz...
es jazmín...? si la respuesta es No uno continúa...
es rosa?
es lirio del valle?
es madreselva?
es superman...??

y así, hasta que se hace la identificación.

Si hay duda en la respuesta de alguna de estas cuestiones, tal vez debido a que uno no recuerda con suficiente claridad el olor de la flor en cuestión. Entonces puede ayudarse volviendo a oler e inhalar del armario de muestras el olor deseado ( recordamos que no directamente de la botella ) para reforzar la memoria.

Tanto Roudnitska como Jellinek manifiestan la importancia de guardar notas escritas de las impresiones olfativas. Tal como establece Jellinek, si uno escribe se ve forzado a la concentración y a expresar sensaciones de una manera clara.

La claridad de la expresión requiere una clara descripción de la impresión recibida.

El escribir observaciones no sólo fuerza a uno a concentrarse y a oler sin temor, ya que incluso ayuda a recordar el olor posteriormente. Aunque la memoria de un olor que uno realmente conoce permanece durante toda una vida, la imagen mental de un nuevo olor puede decaer rapidamente, por consiguiente, la importancia, destacada por Roudnitska, de escribir inmediatamente las impresiones.

Para evitar la fatiga olfatoria, las sesiones deben incluir intervalos de descanso durante los cuales se debe recuperar la mucosa.

Jellinek sugiere usar el tiempo para estudiar. Roudnitska recomienda siempre que sea posible, que el examinador salga al aire libre para inhalar varias bocanadas de aire fresco y tomarse una cervecita antes de volver al tajo. No siendo recomendables muchos aperitivitos.

En un establecimiento industrial, esta práctica puede causar asombro porque hay muchas envidias y en contrapartida puede ser una buena alternativa subir unas cuantas escaleras que estimulen la respiración profunda y la activación de la circulación sanguínea ya que parece aclarar la nariz.

Vuestro profesor prefiere el aperitivito y aclarar el gaznate con una cervecita ; )


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