miércoles, 1 de abril de 2015

MÓDULO 7.- TÉCNICAS DE CREACIÓN DE PERFUMERÍA - TEMA 2.- SUSTANCIAS ODORÍFERAS ERÓGENAS DE ORIGEN ANIMAL

SUSTANCIAS ODORÍFERAS ERÓGENAS DE ORIGEN ANIMAL - EAU DE CHOT@ -

26/03/2015


Eau de Chot@ -


Los buenos olores que la Naturaleza ofrece al hombre y que éste ha uitlizado ya desde antigüo, son en gran parte de origen vegetal. Entre los pocos productos animales empleados como sustancias aromáticas se encuentran el ámbar, el almizcle y el civeto entre las drogas más antiguas utilizadas, por el hombre civilizado, en tanto que el castóreo no fue conocido hasta la Edad Media.

El ámbas de suave aroma - el nombre deriva de la denominación árabe ámbar - era utilziado ya en la antigüedad como incienso y para el perfumado de pomadas cosméticas, pero en mayor proporción para fines terapéuticos, y era especialmente apreciado en la Edad Media como supuesta protección contra la peste.

Como componente de perfume erógeno está muy indicado el ámbar gris, que en la antigüedad era utilizado exclusivamente en forma de infusiones largo tiempo almacenadas.

Su delicado aroma, algo balsámico, es erógeno por su semejanza con el olor de la región de la cabeza y el pubis, pero no resulta desagradable en ninguna concentración, puesto que no tiene ninguna semejanza con los olores de las excreciones. Dado que el discreto olor del ámbar se adapta perfectamente a todos los complejos que con él se combinan, su aroma no evoca ninguna imagen consciente especial, de modo que su dosificiación puede ser prácticamente ilimitada.

Su elevado precio es lo único que se opone a un empleo más amplio de este afrodisíaco aromático casi ideal.

El almizcle es, quizá, desde la Antigüedad, la droga más estimada en el círculo de la civilización euroasiática.

La palabra vieja semítica “bascham”, que significa buen olor fue empleada de una parte como designación de un agradable olor de resina, hasta llegar como bálsamo a las lenguas europeas a través del griego balsamon y del latín balsamum.

De otra parte, la misma palabra semítica designaba una droga animal procedente de Asia, llamada en latín vulgar bisamum y en el alto alemán bisam (o). La misma droga llevaba la antigua denominación muskas (testículo), que luego derivó al alemán moskus (almizcle) (francés: musk) a través de la palabra persa musk, las palabras bisam y moschus, con todas las expresiones formadas con ellas, se emplean en el mismo sentido.

Estas conclusiones etimológicas demuestran que las indicaciones que con tanta frecuencia se hallan en la literatura sobre el empleo del almizcle en la antigüedad y en la edad media deben referirse, con total seguridad, al almizcle animal ya que con el nombre empleado en dichas épocas se designaban tanto las drogas aromáticas animales como las vegetales, probablemente a menudo olores agradables intensos en general. De este modo, los núcleos de semilla de miristica fragans recibieron el nombre de muskat derivado de las palabras latinas muscatum (aroma de almizcle ) (antiguo francés muscate ) aún cuando el penetrante olor de esta fruta, utilizado sobre todo como especie, sólo tiene en común con el almizcle animal su penetrante intensidad.

No hay que imaginarse que los antiguos pueblos civilizados hayan utilizado el almizcle animal, propiamente dicho, como perfume, sino que puede muy bien aceptarse que esta valiosa droga, extraordinariamente fuerte y de olor marcadamente animal, sólo era utilizada, lo mismo que entre nosotros, como adición a otras sustancias odoríferas, en el incienso y en el perfumado de pomadas, cosméticos y otros artículos de belleza. En la edad media, el alimizcle - lo mismo que el ámbar - era conocido como afrodisiaco y era tomado como stimulatis por vía interna (per os).

Por tanto, se conocía la acción erótica de la droga. Lo único que se desconocía era, que este efecto debe atribuirse exclusivamente al olor, pues la reacción fisiológica del almizcle asimilado por el cuerpo no ha sido demostrado científicamente, ni tampoco ha sido empleada para una determinada acción específica.

Nosotros empleamos el almizcle exclusivamente como sustancia odorífera, en forma de infusiones, las cuales, para llevar el aroma a su desarrollo completo se mantienen débilmente alcalinas. Esto se consigue de manera adecuada mediante pequeñas adiciones de soluciones sódicas, potásicas o amoniacales.

En la dosificación de las infusiones de almizcle en perfumes, es tan necesario la cautela como en el empleo del ámbar, el componente básico (amoniacal) contenido en el olor del almizcle no debe ser percibido conscientemente, dado que si su percepción va asociada a recuerdos olorosos de albúminas en descomposición, puede provocar imágenes de excreciones del cuerpo ( por via urogenita ) y entonces resulta desagradable.

De otra parte, este componente de “olor pútrido”, en tanto que su percepción se mantenga en el subconsciente, es marcada e intensamente erógeno y da una gran superioridad a las infusiones preparadas de almizcle animal sobre las soluciones de lactona de almizcle homogénea, aislada o sintética (Ambrettolid, Exaltolid )

Por consiguiente, estas lactonas de almizcle - debido a la falta de los componentes aromáticos básicos - tienen un efecto menos intenso en su acción erótica. Por tanto, pueden ser utilizadas en dosis superiores y más universalmente que la infusión de drogas, dado que sólo son erógenas - como el ámbar - por su semejanza con el olor del cabello y, por tanto, incluso cuando su percepción es consciente, no resulta nunca desagradable por la evocación de excreciones.

En perf umería, es necesaria la mayor cautela en la manipulación del civeto. El olor sumamente repugnante de esta droga, que recuerda el de la orina de los gatos y asímismo el de las heces, debe su papel, aún en la moderna perfumería y a pesar de los peligros que trae consigo un pequeño exceso del mismo, además de su acción erótica, sobre todo a una extraordinaria capacidad de fijación, así como a un notable efecto endulzante en su olor yquizá no en último término a su reducido precio, teniendo en cuenta su gran rendimiento.

El secreto del civeto, parecido a una pomada, que deriva su nombre de la palabra árabe zabad (espuma, crema ) fue utilzado en la Edad Media sobre todo para el perfumado de determinados y finos artículos de piel (guantes, etc )

En algunos países orientales, aún hoy es apreciada dicha droga como afrodisíaco, para la finalidad de la cual existe la misma justificación que en el almizcle.

En los perfumes modernos se utilizan las infusiones de civeto - casi siempre junto con el almizcle y, eventualmente también con el ámbar, cuando se pretende conseguir un efecto que sea dulce o sofocante -

Sin embargo, si se quiere evitar ese olor dulce o sofocante y se quiere más bien conseguir una nota áspera, como sucede en muchos tipos modernos de perfumes, entonces está particularmente indicado para tales fines el uso del castóreo.

De la misma manera que el almizcle y el civeto, también el castóreo posee el componente olfatorio, predominante sólo en el ámbar que recuerda el aroma de la región de la cabeza y del pubis del cuerpo humano. Sin embargo, en tanto que el almizcle esta nota olorosa está acompañada de un componente amoniacal y en el civeto se pone de manifiesto un olor úrico (orina de gato ) y fecal el castóreo muestra un notable matiz fenólico, que debe atribuirse en primer lugar al para etil fenol, la presencia de esta droga ha sido demostrada químicamente.

Empleando expresiones químicas, podría denominarse el olor del ámbar también como “neutro”, el del almizcle y civeto como “básico” y el del castóreo como “ácido”.


De las 4 drogas animales empleadas más a menudo en el mundo de la perfumería, el castóreo es la única que se usa hoy en día en la medicina no como stimulans afrodisíaco, sino precisamente, por su efecto contrario, como producto tranquilizante y antiespasmódico.  


                     Ejemplar de Chotus Silvestris

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