martes, 12 de mayo de 2015

TEMA 1 . -INTRODUCCIÓN AL ARTE DEL PERFUMADO DE JABONES

TEMA 1.- INTRODUCCIÓN AL ARTE DEL PERFUMADO DE JABONES


13/05/2015

José Luis Vaquerín - Nez -

Introducción -

Antes de que el perfumista pase a la composición de un perfume para jabones, es de fundamental importancia conocer la acción que las distintas sustancias odoríferas ejercen en el jabón.

La composición de un perfume para jabones hecha con el exclusivo empleo de sustancias odoríferas, la acción de las cuales es conocida, puede usarse sin miedo de ulteriores complicaciones.

Sin embargo, constituye un gran error creer que el perfumado de jabones debe limitarse, solamente, a la composición de marcadas sustancias odoríferas estables a los álcalis. Es cierto que tal punto de vista simplificaría en gran manera el trabajo de perfumista; en cambio, no sólo se conseguiría que la mayoría de los tipos de olor conocidos y caracterizados en forma de extractos pudieran ser solamente interpretados en una forma aburrida y monótona, sino que también, algunos de los olores preferidos, citaremos tan sólo el “Eau de Cologne”, “Espliego” y “Muguette” debería ser excluídos como perfumes para jabones.

La composición química de los aceites esenciales, así como la de los productos extraídos de las plantas y flores, es, en la mayoría de las veces, muy complicada, y en muchos de los casos no ha sido totalmente aclarada ( atención, en 2015!! ). En un perfume para jabones, que contiene casi siempre algunos de estos componentes naturales - prescindiendo de las adiciones de sustancias odoríferas artificiales, esta complicación es aún mucho mayor.

Si se considera que la masa de jabón es capaz de ejercer reacciones coloidales, como también iónicas, gracias a su contenido en agua, ya que siempre está presente puede comprenderse que las capacidades químicas de reacción de una composición de perfume, en suspensión en el cuerpo del jabón, son imposibles de pasar inadvertidas y no pueden ser previstas de antemano.

De estas consideraciones se deduce el hecho, confirmado por la práctica, de que la estabilidad de una composición de perfume en el jabón sólo puede ser determinada por la vía PRÁCTICA, y sobre todo, por la experiencia.

Con otras palabras: todo perfume de jabón debe ser observado en la masa de jabón, para poder obtener un juicio justo sobre su estabilidad.

Esto se consigue, sencillamente, situando la muestra de jabón perfumado objeto de investigación durante uno o dos meses en las condiciones comerciales usuales, tomando nota de las observaciones hechas regularmente durante ese tiempo - por ejemplo, una vez por semana - durante el cual se vigilará la estabilidad del perfumado y el color. Naturalmente, la muestra de jabón debe perfumarse ( entre 0,5 - 3 % ) y colorearse con la misma intensidad con que ha sido concebido el producto para ponerlo a la venta.

Si al cabo de un prudencial tiempo de almacenamiento se comprueba que el perfume de jabón ha sufrido alteración en la masa, conociendo la conducta de las distintas sustancias odoríferas que lo componen, se sabe a cual de ellas puede atribuirse la culpa de estas alteraciones.

De esta sencilla prueba, el perfumista encuentra un auxiliar muy valioso para el mejoramiento de la composición.

Para aprovechar éste, puede atenerse también a las experiencias recopiladas sobre el distinto efecto que las sustancias odríferas ejercen en el jabón, y que pueden expresarse en los sigueintes principios:

  • 1.- La presencia de sustancias odoríferas estables en los jabones retrasa la descomposición de los componentes no estables a los álcalis, y , en determinados casos, puede incluso inhibirlo por completo. ACCIÓN QUÍMICA PROTECTORA

  • 2.- El simultáneo empleo de componentes defícilmente volátiles disminuye la volatilidad de las sustancias odoríferas fácilmente volátiles. ACCIÓN FÍSICA PROTECTORA.

  • 3.- La acción de los cuerpos protectores oscila de acuerdo con su proporción cuantitativa en la composición del perfume. PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD PROTECTORA.

Para conocer estas acciones protectoras, deben representarse las composiciones como soluciones de las sustancias odoríferas sensible frente a los álcalis, o fácilmente volátiles, en los componentes estables del perfume.

Con ello, se distingue la acción física protectora de los componentes de fácil volatilidad de los difícilmente volátiles, estos últimos retienen como disolvente a las sustancias odoríferas disueltas.

La acción química protectora es menos sencilla. En muchos casos, consiste tan sólo en que una sustancia odorífera neutra, estable a los jabones, protege como disolvente, de manera puramente mecánica, al componente disuelto del contacto directo, y con ello, el cuerpo protector - casi siempre como producto de extracción- contiene ácidos libre, como, por ejemplo, ácido benzóico en resinas o ácido mirístico en las ceras, las cuales neutralizan los álcalis libres que están en contacto con la mezcla del perfume, impidiendo que ataquen a los componentes sensibles a los álcalis.

Si se parte de la creencia - muy frecuente en la práctica - de que una determinada composición, que en un extracto da el efecto deseado, debe ser convertida en perfume para jabones, además de los puntos de vista técnicos mencionados, hay que tener, también en cuenta, las consideraciones económicas: el precio del perfume desempeña un gran papel en el jabón de tocador; ya que es decisivo para sus posibilidades de venta. Debido a esto, el perfumista se ve obligado, a menduo, a tener que sustituir componentes caros, como por ejemplo, esencias absolutas o fijadores animales, por esencias de flores artificiales más baratas, o bien por sustancias odoríferas sintéticas.

La justificación de este proceder se basa también en el hecho, de que las sustancias odoríferas caras desarrollan en gran manera su finura en las soluciones alcohólicas - a veces, tan sólo después de un prolongado almacenamiento - pero; en cambio, siempre pierden algo de su calidad en el cuerpo del jabón.

De lo anteriormente expuesto se deducen las siguientes directrices para la composición de perfumes para jabones de tocador y fantasía.


  • 1º Empleo de sustancias odoríferas estables a los álcalis, siempre que esto sea posible en el marco del tipo del olor deseado.

  • 2º Fuerte fijación del perfume mediante el empleo de resinas o productos de extracción.

  • 3º Sustitución de aquellos componentes que encarecería demasiado el perfume de jabones por sustancias odoríferas o complejos baratos lo más parecidos posibles.

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