viernes, 13 de marzo de 2015

MÓDULO 1.- LA PERCEPCIÓN OLFATIVA TEMA 2.- INTRODUCCIÓN TÉCNICA A LA PERFUMERÍA

TEMA 2.- INTRODUCCIÓN TÉCNICA A LA PERFUMERÍA

09/02/2015
José Luis Vaquerín - Nez -

Aromacología: Perfumería y Psicología

En primer lugar, dado que el arte del perfumado - por ahora sólo hablaremos de éste - tiene la misión de despertar o incrementar con nuestros productos una sensación física de placer, debemos plantearnos la siguiente cuestión:

¿ cómo se pueden despertar en nosotr@s sensaciones agradables ?

Podemos responder a nuestra pregunta con la siguiente contestación: podemos percibir agradablemente las distintas cualidades que poseen los objetos vivos e inanimados que entran en el campo de nuestros sentidos haciendo que podamos percibirlas físicamente. Es decir, podemos provocar estímulos.

De las sensaciones placenteras que podemos provocar con nuestros estímulos se pueden distinguir las provocadas por la observación de una bella imagen, el escuchar sonidos gratos, el gusto por los buenos sabores y por supuesto con el olfato de los olores agradables.

Por consiguiente, la percepción de un olor agradable que parte de un objeto cualquiera, o de otras personas o de nosostros mismos (los emisores de olor ) pueden despertar sensaciones placenteras en nuestro entorno y en nosotros mismos.

Para conocer lo que desginamos como un olor agradable en una percepción olfatoria podemos comprenderla si lo expresamos por pasiva, 

un olor es agradable si lo que provoca en nosotros es una sensación placentera.

Diversos autores han intentado contribuir con definiciones sobre la presentación casual de sensaciones por medio de percepciones olfatorias, por ejemplo con el concepto de olor:

Para el reconocimiento del mundo exterior tienen escasa importancia las percepciones olfatorias. Por el contrario, éstas estan en íntima relación con la autoconservación, como lo demuestran los resultados al convertirse en muy vivas las sensaciones de placer y disgusto. La designación de olores como agradables o desagradables, lo cual, por otra parte, es de índole puramente individual y por tanto arbitraria, se basa, casi siempre en consideraciones hechas después de la percepción olfatoria. Estas consideraciones cambian de acuerdo con los estados fisiológicos del cuerpo. Por ejemplo, uno que esté hambriento capta el olor de un manjar de manera sumamente agradable en su olfato, en tanto que al harto este mismo olor le inspira repulsión...”

Si bien es evidente que no podemos dudar de la definición anterior podemos considerar que no es una afirmación de extraordinaria importancia para nuestro cometido.

En otro momento describiremos nuestros estudios acerca de los Grupos Universales de Olor, recientemente finalizados. Vaquerín et al, 2015

Sin duda, el olor a chamusquina nos previene de peligro de incendio, un olor penetrante o agudo que nos alerta de sustancias corrosivas, un olor sofocante o repulsivo que nos previene de la exposición a gases tóxicos, o un olor pútrido que nos previene de manjares corrompidos.

Por el contrario, los olores que nos inspiran placer, es decir que son agradables, actúan de una manera relativamente rara al servicio de la autoconservación o la alimentación, recordemos que los más importantes alimentos del hombre no poseen, en su forma original, ningún olor o en su caso muy débil.

En el sentido de la fisiología moderna se distinguen 2 tipos de alimentos:

- alimentos puros: leche, huevos, carne, legumbres, cereales y sirven, por su contenido en albúminas, grasas e hidratos de carbono, casi exclusivamente para aportar calorías al cuerpo humano, es decir para la alimentación propiamente dicha.
En su estado crudo son completamente inodoros o casi inodoros.

Dado que, por lo general, los alimentos pueden ser mejor digeridos y aprovechados, cuanto más a fondo esten mezclados con eficaces jugos gástricos y que, al mismo tiempo, la cantidad y eficacia de estos jugos gástricos producidos por glándulas de nuestro cuerpo dependen del buen sabor de los alimentos, nosotros incrementamos el sabor de los mismos mediante la preparación adecuada de nuestra alimentación.. asándola, tostándola o cociéndola dejamos que se formen las sustancias tostadas aromáticas, o bien aromatizándolas con algunas especias o ahumándolas.

- alimentos de acción fisiológica, está compuesto por alimentos que excitan, ante todo el apetito y el aprovechamiento de los alimentos. Esto sucede - por ejemplo - en las frutas, cebollas, rábanos, gracias a la acción de los aceites esenciales, ácidos y sales- los cuales excitan la producción de nuestros jugos gástricos.

El olor de los alimentos puros, si es que en realidad podemos comprobar el olor no puede ser considerado, en ningún caso, como agradable, o a menos que en nuestra percepción olfativa asociemos nosotros, por costumbre, la imagen de los manjares condimentados o su buen sabor correspondiente.

Pero también los alimentos de acción fisiológica poseen, sólo en casos relativamente raros, un olor - como ejemplo de ello, citaremos las fresas, moras y agrios lo bastante fuerte y agradable para estimularnos. Sin embargo, casi siempre percibimos su aroma al comerlos.

En otros casos, su olor, lo mismo que en los alimentos puros, es percibido agradablemente sólo por el hecho de que va unido al recuerdo de un buen sabor, ya que sin esta imagen no pueden ser considerados, en realidad, como de olor agradable. Recordemos a modo de ejemplo, las cebollas, rábanos, pepinos, y los distintos tipos de verduras.

Las conclusiones que acabamos de valorar nos deberían bastar para demostrar que los buenos olores juegan un papel relativamente pequeño en el campo del impulso de la conservación o alimentación.

Sin embargo, tanto más importante es su función puesta al servicio del instinto de la especie, de reproducción o sexual.

Estos fenómenos puede observarse en el reino vegetal, en el tiempo de la madurez sexual, las flores desarrollan todo su aroma para atraer con él a los insectos, los cuales, como portadores del polen de las flores, facilitan la fertilización y con ello, la reproducción.

El órgano olfatorio de los insectos, situado en sus antenas actua en ellos al instinto de la alimentación. Su función en la vida sexual es conocida, y ha sido demostrada repetidamente de modo experimental, dado que su capacidad de reacción, casi inconcebible para nosotros, o su radio de acción, en muchos casos de km, nos parecían increibles.

Menos desarrolado que en los insectos, pero, por lo general muy superior al del hombre, es el sentido olfatorio de las especies de animales superiores, en las cuales, en la época de apareamiento (celo) está completamente al servicio del impulso sexual.

Nos es desconocido el papel que jugaba el sentido olfatorio en la vida sexual del hombre primitivo. Sin embargo, la observación de costumbres de pueblos poco civilizados permiten llegar a la conclusión de que al olfato le compete una importante función en el apareamiento de los sexos (ver el capítulo correspondiente al origen de la sexualidad humana 1º parte  2ª parte)

Así, por ejemplo, el beso nasal, usado todavía entre los pueblos primitivos es, probablemente, un recuerdo o quizá la forma aún activa del olisqueo del individuo de la misma especie, la impresión del cual no esta solamente determinada por sus formas visibles y a su vez, sino también por su olor. ( Aún hoy, de una persona antipática decimos que no podemos ni olerla)

En el baile y el abrazo encontramos, en todos los pueblos y en todos los tiempos, formas de atracción amorosa originada por una incrementada irradiación olorosa debido al aumento de calor en la piel.

Que el olor del cuerpo del hombre debe considerarse como un atributo sexual secundario, puede probarlo una afirmación no hecha quizá en esta forma, y de la exactitud de la cual no puede dudarse después de lo que vamos a exponer a continuación:

1.- sólo al iniciarse la pubertad se desarrolla en el hombre el olor corporal para el individuo maduro sexualmente. Los lugares de formación del mismo, aparte de los aparatos urogenitales en la mujer, son las glándulas sebáceas.
En un estudio sobre hormonas. Se califican las hormonas como sustancias olfatorias erógenas formadas e irradiadas por el cuerpo humano maduro sexualmente y se justifica esta caracterización con el hecho de que estas sustancias odoríferas como sustancias mensajeras provocan un importantes estímulos excitantes. La limitación de que el efecto natural de las hormonas se debe limitar al organismo que las ha producido se rechaza con los siguientes argumentos:
En tanto que hasta ahora sólo eran observadas aquellas hormonas - que no son otra cosa que productos del metabolismo - que despliegan su acción en el organismo mismo, junto a estas endohormonas (es decir, internas ) juegan también un importante papel las ectohormonas (las externas ). Éstas no sólo son utilizadas y consumidas en el propio organismo, sino también son cedidas hacia afuera, y ejercen sobre otro seres vivos un influjo útil para el individuo productor de hormonas o para la misma especie.

2.- Además de la cabellera, las partes pilosas de la zona axilar y de la pelvis, desarrolladas en el curso de la pubertad, asi como la barba varonil, no sólo ejercen un efecto mecánico protector contra el frío y las radiaciones, sino que también sirven como dispositivos de expansión de olores al favorecer la evaporación de las secrecciones cutáneas.
Gracias a la irradiación de las sustancias olorosas facilitada de esta manera, el revestimiento piloso humano, en particular, la parte del mismo que corresponde a su madurez sexual, está simultáneamente al servicio de las funciones sexuales.
Algunos autores han llamado la atención sobre este hecho y sobre análogos fenómenos en el mundo animal, calificados como espolvoreadores de olores y las relaciones de los cuales con respecto a la propagación de olores sexuales esta fuera de toda duda.


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